Precauciones

PRECAUCIONES

Precauciones para el ajardinamiento de cubiertas

En el proceso de proyección y diseño de la cubierta deben tenerse en cuenta una serie de parámetros que pueden afectar a la longevidad de la misma. La cubierta verde es una parte más del edificio y, por tanto, debe durar tanto como el mismo.

Precauciones en cuanto a la pendiente

Uno de los factores esenciales para el éxito de una cubierta verde es el perfecto equilibrio del complejo aire/agua, ya que tan necesario es acumular agua en las diferentes capas que componen la cubierta como asegurar una perfecta evacuación del agua sobrante. Las plantas, como seres vivos, necesitan agua y oxígeno para su correcto desarrollo; un contacto prolongado del sustrato con el agua produce asfixia radicular y la muerte de la vegetación. Por esta razón es muy recomendable que la cubierta tenga, al menos, un 2 % de pendiente para favorecer la evacuación del agua sobrante y evitar la formación de charcos.

En el caso de que la cubierta tuviese que ser de pendiente cero, debería elegirse una placa drenante lo suficientemente alta como para asegurar que en ningún caso el agua de posibles charcos esté en contacto con el sustrato.

Aunque lo señalado anteriormente puede resultar una obviedad, es de suma importancia para la pervivencia de la cubierta, puesto que la deficiente evacuación del agua es uno de los motivos más habituales de fracaso en cubiertas verdes extensivas, especialmente en zonas de pluviometría regular como la cornisa norte española.

Precauciones contra la acción del viento

También es esencial para asegurar la longevidad de la cubierta considerar el efecto del viento sobre la misma. Especialmente en cubiertas intensivas, deberá adaptarse la carga a las condiciones particulares de cada cubierta. Es importante tener en cuenta las siguientes cuestiones:

  • Zona de ubicación de la cubierta (zonas más o menos ventosas)
  • Forma y altura del edificio
  • Tipo e inclinación de la cubierta
  • Sector de la cubierta (esquina, centro, perímetro)
  • Edificio aislado o contiguo a otros

Para adaptar las cargas a las condiciones particulares de cada cubierta puede procederse de diferentes formas. Podemos incrementar puntualmente la carga en la zona o zonas más vulnerables a la acción del viento colocando rejillas de hormigón, losas o gravas.

También podemos potenciar el efecto enraizante de la vegetación utilizando tepes de Sedum precultivados o aumentando el espesor del sustrato.

En cubiertas semi-extensivas o intensivas deberá prestarse especial atención a la ubicación de árboles y arbustos, evitando en lo posible los perímetros y rincones, ya que en ellos la planta sólo puede enraizar en una dirección lo que la hace más sensible a los efectos del viento. Este problema puede solventarse fácilmente utilizando anclajes subterráneos que permiten utilizar plantas de gran envergadura con un espesor de sustrato limitado. Tener en cuenta los efectos del viento es un factor sumamente importante para la cubierta, especialmente durante el período de implantación de la vegetación, momento en el cual ésta es más vulnerable.

Precauciones contra la actividad radicular

La impermeabilización es uno de los factores fundamentales para el éxito de la cubierta. Debe tenerse en cuenta que no todas las impermeabilizaciones son resistentes a la actividad radicular. Si la impermeabilización no es antirraíz, deberá colocarse una lámina antirraíz que proteja la lámina impermeabilizante de las agresiones físicas y químicas a las que se verá sometida por la actividad radicular de la vegetación. Es absolutamente imprescindible que la protección de la impermeabilización sea efectiva. La forma más económica y eficaz para ello es escoger una lámina impermeabilizante homologada para su uso en cubiertas ajardinadas.